Es un hecho que los objetos han dejado, desde hace mucho tiempo, de ser concebidos como tradicionalmente se los conoce; así, una mesa ya no es un tablero con cuatro patas, sino que se trata además de un objeto que nos aporta unas sensaciones y emociones.
Los hogares son, cada vez más, lugares plagados de objetos que despiertan o poseen un claro carácter lúdico, con el fin de entender las tareas del día a día como una forma de disfrutar, como una forma de ocio.
Una de las tendencias que se observan es la aparición de una codificación casi infantil en infinidad de productos; floreros, abrebotellas, teléfonos, porta celos, calendarios, coladores, mecheros, etc. que son concebidos como juguetes del hogar.
La invasión de la cocina
Un claro ejemplo de dedicación a este tipo de objetos es la empresa italiana Alessi, capaz de reinventar con éxito la gran mayoría de objetos de mesa, con productos como el cascanueces Nutty, o el Coccodandy, que aporta una visión lúdica de cómo comer un huevo pasado por agua.
Recientemente, los diseñadores Simon Pillard & Phillippe Rosetti han lanzado una isla de cocina para Ikea, realizada con piezas del clásico juego Lego, invirtiendo una semana y más de 20.000 piezas en su creación.
Quizás sea la cocina uno de los espacios más idóneos para la aparición de todo este legado de objetos, ya que detrás de todo esto aparece la idea de jugar cocinando o jugar a la hora de comer, desobedeciendo irónicamente al clásico no juegues con la comida que los padres no dudan en decir a sus hijos.
Socializar jugando
Cada vez más, la vivienda cobra protagonismo y se convierte en lugar de encuentro y socialización por excelencia, por ello no es extraño que los productos que la definen estén pensados para interactuar con ellos, o para que transmitan una emoción al usuario. Grandes empresas de mobiliario y diseño se han dado cuenta de ello, como es el caso de Magis o Kartell, que secundadas por grandes diseñadores ofrecen multitud de posibilidades entorno a esta idea. Por ejemplo Voido, una mecedora de Ron Arad, que desde el primer momento incita a probarla, y disfrutar de las sensaciones que produce; o el taburete Tam Tam Sgabello, de Matteo Thum, que atrae la mirada del mismo modo que lo hace en un niño el juguete más novedoso, pues utiliza una codificación de formas y colores propias del sector juguetero.
Esta actitud cobra cada día más importancia, quizás ya desde hace unos años atrás, aunque es ahora cuando está más presente. Pero ya en el año 2000 se mencionaba la aparición de una señal de tendencia, llamada la estética Playmobil, haciendo referencia a que no sería impensable que en el futuro de aquel entonces, en nuestros días, las viviendas parezcan como sacadas de cajas de juguetes, de dibujos animados o de tiras cómicas.
El juego es algo innato, que produce placer, se produce de forma libre, además implica diversión y ayuda a socializar, a establecer relaciones afectivas entre personas. Para ello tan sólo se necesita del lugar y del momento adecuado. Existen espacios donde esa es la única premisa, espacios creados únicamente con la idea de relajarse y jugar. Haciendo referencia a una visión, Visiona 2 fue concebido en 1970 por Verner Panton como un espacio-habitáculo libre de ataduras y normas de uso. Superficies espumosas y redondeadas, llenas de colores vistosos y alegres. Es de alguna manera, un parque infantil para adultos, por donde corretear y descubrir espacios todavía más sorprendentes que los anteriores. De vuelta a la actualidad, este mismo código se refleja en una serie de muebles sin una definición clara, muebles que no tienen ninguna forma asociada, ya que tienen en el fondo el mismo carácter de juego y exploración.
Alfombras tridimensionales como Flying Carpet4, de Emiliana Design Studio; o sistemas de asientos modulares, como And, de Fabio Novembre; que rompen las reglas y métodos del juego, su naturaleza es una experimentación desafiante y sin límites.
Jugando a decorar
Un caso curioso protagonizado por la empresa italiana Cappellini, es el lanzamiento de tres productos de promoción, Cap One, Mobile Home y Casa Cappellini Family, casas de juguetes pensadas para ser decoradas con los muebles que la empresa produce, de modo que las puedes decorar en función de tus gustos, y quizás más tarde hacer lo mismo en la vida real.
Precisamente la idea de decorar las viviendas, la constante actualización de las diferentes estancias, se ha convertido en una forma de entretenimiento, o lo que es lo mismo, en una forma de ocio, al que las personas cada vez dedican más tiempo. Disfrutar creando espacios, buscando en muchos casos sorprender y escapar de la monotonía, romper con el tradicional modo de vestir un hogar. Entonces las paredes se recubren de llamativos papeles, pósters con portadas de discos o carteleras de cine, o muestras espontáneas de arte, introduciendo en los casos más atrevidos auténticos murales y grafitis, que con el tiempo serán sustituidos por otros.
Las paredes también juegan
Como una buena casa de juguetes, la diversión se inicia en la labor de construcción de la misma, en distribuir los espacios de forma acorde a las inquietudes de ese momento. Por ello la arquitectura y el interiorismo son una parte más del juego. No en vano existen viviendas pensadas para su constante modificación, acorde con el momento de su vida en que se encuentre el habitante. Paredes móviles que permiten cambiar la distribución de la vivienda en minutos, espacios diáfanos que asumen diferentes funciones a lo largo del día, como el caso de la vivienda tipo Loft son algunas de las opciones. «La Casa K es una alternativa de vivienda compacta y versátil. Su sistema constructivo permite una total reconfiguración interna» explican sus creadores, el grupo Ultradesign.
Las tiendas de juguetes
Son varias las empresas que ofertan un amplio catálogo de objetos o gadgets para el hogar, objetos con un marcado carácter lúdico, como las empresas Danese o Authentics, en España es conocido el caso de Vinçon; pero juego es sinónimo de diversión, y es la empresa alemana Koziol la que transmite diversión a través de sus productos, un amplio catálogo para todas las estancias de la casa. Todos los productos mantienen una misma idea: localización de un filón lúdico sumado a la aplicación de un código infantil. A esto se suma el concepto de regalo, y buscar la misma sorpresa que produce en un niño recibir sus juguetes el día de su cumpleaños. Desde originales separadores de ambientes do it yourself hasta escobillas para el baño, que pierden su pudor gracias a sus formas y colores.
Son muchos otros los sectores conocedores de la positividad del concepto lúdico en sus productos, y de la necesidad de introducir códigos afectivos que los hagan apetecibles y entrañables para los usuarios. Coches que recuerdan a los dibujos que realizábamos en nuestros cuadernos de escuela, cafeterías con ambientes sorprendentes e ingeniosos, fachadas que parecen construidas con piezas Duplo; todo esto hace pensar no sólo en una casa de juguetes, sino en las ciudades construidas en la alfombra de nuestra habitación, en auténticas ciudades de juguete.
Pero todavía no está todo hecho y son muchos ámbitos que pueden explotar el concepto lúdico. Ahora tan solo queda detectar las oportunidades y saber que todos fuimos, y todavía seguimos siendo niños, y que necesitamos disfrutar de cada cosa que hacemos, y jugando es la forma innata que tenemos de hacerlo.
AREA PLAY 4 | La casa de juguetes | Rodrigo Martínez Rodríguez.